
El encuentro con el Esposo
CUARESMA
4/17/20254 min read
El encuentro con el Esposo
Hemos pasado estos 40 días preparándonos para el encuentro con el Esposo. Pensemos en ese tiempo como un tiempo de espera previo a la boda.
La espera ensancha el deseo. Y ahora, la fecha ha llegado…
Los que han vivido de cerca los preparativos de una boda, conocen la expectación que se crea en los días anteriores, mucha actividad, pendientes, listas de invitados, quienes
confirman, quienes no, el banquete, las flores, la música, la iglesia, el padre, etc.
Todo necesario, pero nada indispensable; para una boda solo son importantes los novios, que ellos estén preparados, porque si todo está perfecto afuera, pero el corazón de los novios no está dispuesto para lo que se va a celebrar (la entrega del don de uno al otro), si no lo viven como protagonistas y están afanados porque “todo salga muy bien”; ahí no habrá una alianza perfecta, una comunión de amor, sino un hermoso evento social que termina cuando se apagan las luces del salón.
Cristo estará ahí… listo para el acto de entrega en el lecho nupcial de la cruz…
He venido a traer fuego a la tierra y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo. Lc (12, 49)
Imaginen la emoción del novio, de saber que finalmente podrá fundirse con ella en el lecho nupcial y podrán juntos vivir la experiencia del encuentro esponsal sin temores, sin culpa, sin restricciones, Ella para ti y tú para ella.
En la cruz se consumó el matrimonio del Cielo y la Tierra - de Cristo con la humanidad, de Cristo contigo. Él nos quiere ardiendo de pasión por él. Imaginemos un esposo apasionado que se encuentra con su esposa y ella está distraída, alejada.
Que esto no nos pase, nosotros queremos estar atentos, cercanos, porque:… en unos días conmemoraremos una boda (un matrimonio místico); la más importante de la historia, la más importante de nuestra vida, la que hace fecunda nuestra existencia, la que le da sentido a todo lo que somos y hacemos, la que se consumará en la eternidad, pero de la que podemos ya tener probaditas en esta vida.
Pero si estás distraído, muy afanado o si la vives como invitado, como un evento ajeno a ti, pasará como una más, una de las muchas bodas a las que has sido invitado, no como protagonista. O una Semana Santa más.
Quisiera con esta meditación proponerles algunas ideas que pueden ayudarnos a vivir esta semana diferente… con un sentido de protagonismo… tú eres parte de ese momento, ahí estás tú con Jesús porque Él fue a ese lecho de la cruz para celebrar su unión eterna contigo.
La Semana Santa también se llama la semana del Novio. Donde el Novio vive la pasión para unirse finalmente con la Amada.
No importa como hayas vivido antes la Semana Santa, indiferente tal vez, afanado, otras veces o tal vez muy metido en el misterio de lo que sucedió hace más de 2000 años… contemplando a Jesús sufriendo para redimir a la humanidad, quizás de una forma muy impersonal, admirando y valorando su sacrificio, reconociéndole como Dios y como hombre, quizás como el superhéroe, pero siempre con la mirada puesta en Él, centrada en su sufrimiento, en su acto perfecto de amor, en la maldad de los que le crucificaron, en la debilidad de los que le traicionaron, admirando de su valentía, de su capacidad de soportar el dolor, sin vivirlo como algo que tiene todo que ver contigo de una forma muy íntima, muy muy personal.
En este momento quiero invitarte a ponerte delante del misterio de la Pasión de Cristo mirándote a ti, sabiendo que en ese momento estás siendo amado de la manera que tanto anhela tu corazón, que Cristo el esposo vivió ese momento como un acto de amor perfecto para que tú supieras y sintieras que eres digno de ese amor, de un amor que satisface, que con todas tus heridas y las heridas que has provocado en los demás y justamente por eso Él está en esa cruz (en ese lecho nupcial) esperando a que le recibas y que te entregues sin fachadas ni barreras sin miedo ni vergüenza, Él está ahí porque quiere compartir contigo tu sufrimiento, experimentar tus heridas, no hay nada que alguno haya sufrido en su vida que Jesús no haya experimentado y llevado a la cruz. Nada.
Él quiere que te subas con Él a la cruz y experimentes lo que es el amor incondicional, quiere redimir tu dolor, transformarlo en frutos fecundos, hacerlo nuevo, elevarlo. No es un amor de intercambio, es un amor Incondicional.
¡De ti que espera el Esposo ante este acto supremo, Que te abras a Recibir!!!!
Que le permitas penetrar en ti, que Él pueda entrar en todos y cada uno de los rincones de tu ser, que pueda sanar y hacer que tu corazón se agrande y tu anhelo crezca para que pueda recibir cada vez más de su amor infinito.
Que abras tus sentidos, abrirte físicamente, extender tus brazos, abrir tus manos, tus oídos, tus ojos, tu boca, ensanchar tu corazón, soltar tus miedos, que confíes plenamente en su abrazo perfecto.
Que le reconozcas como El Esposo, el único que te va a amar con un Amor que Satisface.
Que dejes de conformarte con cualquier amor…, recibas el suyo y que después seas capaz de entrar en el amor humano, pleno, satisfecho, seguro.
Que te abras a la acción de su Amor (que es el Espíritu Santo). Que te quedes con El y te abras a sus regalos, que recibas ese amor incondicional.
Eso fue lo que hizo la Virgen María… Ella se dejó poseer por El Amor y fecundar por el Espíritu Santo.
Se abrió plenamente a la acción del Espíritu Santo, nuestra devoción debe convertirse en imitación, estar abiertos a la receptividad al Don.
Cantar de los cantares 5, 2
La voz de mi amado que llama!
“ ¡Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi perfecta!
Porque El no ve tu pecado, El te mira y ve la obra maestra que él pensó cuando te creó, ve lo que quiere hacer en ti, Y quiere restaurarte a ese momento, quiere que su agua viva fecunde todas las áreas de tu ser. Ese es el encuentro con el esposo, Él, que inicia el don de sí, para unirse contigo en una unión tan íntima que comienza aquí en la tierra, pero que se consuma plenamente en el cielo.
Pidámosle a María modelo de receptividad abierta al Don que nos alcance de Dios la gracia de experimentar con los 5 sentidos la acción del ES en nuestra vida, que no es otra cosa que una probadita de lo que experimentaremos en la Vida Eterna.
Así sea.