Eres creado, eres hijo

La Teología del Cuerpo nos invita a profundizar en nuestro Origen como primer ciclo para comprender nuestro diseño como persona humana.

Al hablar de nuestro origen hay dos realidades que Dios nos revela:

1. ¡Somos creados por Él! Él que es Trinidad y Comunión. ¿Qué significa esto? Primero, que no somos una casualidad, que no somos "no planeados/deseados", como tanto nos lo vende en ocasiones el mundo. Todos hemos sido creados y eso significa que Dios, en su locura y explosión de Amor, ha deseado desde lo más profundo y desde siempre, que yo exista, que tú existas, de una forma completamente personal.

Por otra parte, todo cuanto se crea, se crea con un fin... con un diseño y un propósito. Hemos escuchado desde pequeños que fuimos creados "a imagen y semejanza de Dios", y esto revela una verdad profundísima: nuestro diseño original es vivir en comunión como Él lo hace. Vivir donándonos, vivir amando.

2. ¡Somos hijos! Esa es nuestra más profunda identidad y la que hace que todo en nuestra vida tenga sentido y que cada pieza esté en el lugar que le corresponde.

El mundo nos intenta envolver en la idea de que tenemos que tener todo bajo control, de que todo depende de nosotros; nos vende las mentiras de que estamos huérfanos, de que no hay quien cuide de nosotros y de que para ser amados tenemos que hacer muchísimos méritos... y si bien los amores del mundo en ocasiones entran en esa dinámica de condiciones, sabernos hijos nos da una libertad indescriptible, pues con Dios Padre tenemos la certeza de que siempre hay Alguien que cuida de nosotros y se encarga de todo, sin dejar nada al aire... la certeza de que su Amor inmenso no depende de nosotros. Esta es la mejor de las noticias al sabernos hijos: ¡somos incondicionalmente amados!