La vida de Dios en nosotros

PASCUA

4/26/20252 min read

¡Cristo vive! Y Él vive en nosotros.

Todo está consumado… con estas palabras concluye Jesús su acto redentor, su unión eterna con la humanidad.

La historia no termina ahí, Cristo el esposo sigue vivo, ha resucitado; sigue presente entre nosotros, mejor dicho, en nosotros como lo prometió, ¨ yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”.

¿Cómo está presente Jesús y como hacer fecundo su acto de amor en nosotros? Solo a través del cuerpo podremos experimentar ese contacto con Jesús, esa experiencia de unión con lo divino.

Hay una historia en la Biblia donde una mujer enferma ya por largo tiempo y cansada de acudir a muchos médicos, cuando supo que Jesús estaba cerca y conoció de los milagros que había realizado; pensó, si logro tocar el manto de Jesús quedaré sanada. Y así fue; se acercó a Él entre la multitud que lo seguía, y como pudo tocó la orilla de su manto y Jesús sintió que “una fuerza” salió de su cuerpo y ella fue sanada. Ella recibió en su cuerpo la fuerza que salió del cuerpo de Jesús y quedó sanada.

Rociar agua sobre nuestra cabeza, ungir nuestras manos y cabeza con aceite consagrado, confesar con los labios nuestras faltas, comer Su cuerpo y beber Su sangre, la imposición de las manos sobre nosotros, la unión de los cuerpos de un hombre y una mujer en una sola carne; son realidades físicas a través de las cuales la vida divina fluye en nosotros, Sacramentos.

Los sacramentos, como "fuerzas que brotan" del Cuerpo de Cristo (cf Lc 5,17; 6,19; 8,46) siempre vivo y vivificante, y como acciones del Espíritu Santo que actúa en su Cuerpo que es la Iglesia, son "las obras maestras de Dios" en la nueva y eterna Alianza. CCC 1116

Los Sacramentos son esa realidad material que nos conecta con la realidad espiritual y divina para comunicarnos la vida de Dios y hacernos fecundos. En cada uno de los sacramentos, lo material y lo espiritual se unen para darnos vida.

Los sacramentos no son otra cosa que la continuación en el tiempo del misterio, la encarnación, al igual que la mujer enferma de flujo de sangre; cuando nosotros nos acercamos a tocar el cuerpo de Cristo con fe; su poder redentor sale de él y lo recibimos en nosotros y es una fuerza que da vida. Eso es justamente lo que hacemos cada vez que recibimos un sacramento. Nos unimos íntimamente con Cristo, con su cuerpo, y es así como El sigue presente entre nosotros.

La espiritualidad católica es una espiritualidad encarnada, porque Dios se hizo hombre para que nosotros podamos participar con nuestro cuerpo de la vida divina. Esto se realizará plena y perfectamente en el cielo, pero lo que a veces no sabemos es que podemos disfrutar un poco de ese misterio ya aquí en la tierra; precisamente por los sacramentos.