Libre, total, fiel y fecundo en la soltería

SOLTERÍA

8/23/20242 min read

Probablemente creemos, tal vez muy en el fondo, que si no estamos en una relación amorosa entonces no tenemos a quien amar… es por eso que antes de ahondar en las dos vocaciones cristianas debemos hablar de esta antesala que precede a cualquiera de aquellas: ¡la soltería!

No la soltería como la sala de espera en la que no hay nada que hacer, en la que nos sentimos ansiosos y tristes porque parece no haber nada que le de sentido a nuestra vida, sino como un tiempo en el que Dios desea llevarnos a lo profundo de nuestra corazón para enseñarnos a amar

Pero para empezar... ¿quién es el amado?, ¿a quién estoy llamado a amar si estoy soltero?

El amado es todo aquel con mi existir se cruza, de cerca o de lejos: mi mamá, mi papá, mis hermanos, mis amigos, mis vecinos, mis compañeros de trabajo, o los desconocidos por la calle.

1. Un amor total: estoy llamado a vivir la soltería en una búsqueda consciente, en la que puedo encontrarme con todo lo que soy (mis heridas, fallas, gustos, alegrías, luchas) para dejar que Él lo sane y santifique todo... y así, encontrarme en libertad para ser yo mismo y amarme


2. Un amor total: soy llamado también a vivir dándome de lleno a los demás, dejando de lado el egoísmo. Ayudando en casa, al necesitado, donando mi sonrisa al saludar; preguntándole a alguien cómo está, platicando con quien se siente solo, acompañando al otro en momentos tristes o felices. La presencia es un regalo y compartirla con alguien nos ayudará a vivir la soltería entregadamente.

3. Un amor fiel: vivir mi soltería de una manera desenfrenada y sin límites puede llevarme a un proceso doloroso, impidiéndome ser verdaderamente libre. Es por eso que dentro de la soltería estamos llamados a vivir fielmente con nosotros mismos, cuidando nuestra salud, no solo física sino también espiritual, mental y relacional.

4. Un amor fecundo: todo esto que pareciera no hacer un cambio en mi manera de vivir la soltería, va dejando frutos que me harán reconocerme hijo muy digno, amado y mirado por Dios, incluso cuando me sienta solo. Todo esto me hace mirar al otro y vivir en constante comunión... me hace darme cuenta de que sí tengo a quienes amar, y que el amor que doy da vida al otro.

Este es el sentido que tiene mi soltería cuando la vivo con la mirada puesta en la de Jesús; cuando dejo que Él me muestre que ese anhelo de amor en mi corazón lo sacia primero Él y en consecuencia me encuentro amando al otro en Él. ¡La vocación al Amor es hoy! (no inicia solo hasta que llega una pareja)